domingo, 1 de febrero de 2009

Cristal


Mañana triste y lluviosa, fría y pálida, incómoda como el hielo.
Fuera, la gente pasea con los cochecitos de bebés, caminan bajo un paraguas estropeado, corren, se escuchan pitidos de los coches intranquilos. Todos tienen prisa, nadie sonríe, la gente aprieta los labios y sigue adelante para no sentir el frío y contagian su malhumor al resto de los transeúntes. Nadie tiene tiempo, todos andan deprisa, nadie se detiene a saludar. Nadie sonríe.
Y ella lo ve a través del cristal, viéndose reflejada en él y se compara con ellos. Ella observa sin hablar, mientras espera que se enfríe su café.
Cada mañana se sienta en el mismo lugar, en el rincón más alejado de la barra del bar y rozando el cristal. Sus mañanas son largas e iguales. Monotonía a través del cristal, tristes días. Es interesante ver medio cerrarse los párpados al punto de la mañana, que miran sin ver, siguiendo su trayectoria, igual que cualquier otro día. Árboles sin hojas, y el suelo mojado, resbaladizo.
Ella se siente diferente, sabe que es diferente.
Una gota resbala por el cristal, dividiendo tu reflejo en dos. Trata de tocar la gota, pero no llega, algo los divide, algo transparente que marca la diferencia entre dentro y fuera, entre el frío y el calor, entre ella y el resto del mundo.
Su mundo está dentro del cristal, no entre el frío andar sin sentido de cada persona que se pierde entre la multitud.
Frío, soledad, tristeza y monotonía, así son los días fuera del cristal.

1 comentario:

asdfg dijo...

Bonita entrada, en serio