miércoles, 4 de noviembre de 2009

Frío

Amante de la noche, desliza sus zapatos por la vieja calle del paseo principal de la ciudad, mirando a uno y otro lado, descubriendo olores y sensaciones que creía ya olvidados. Una pastelería a su derecha y una chocolatería a su izquierda.
Se detiene poco a poco y se sienta en un banco del paseo y, aunque hace frío, no importa. Observa cómo la chocolatera prepara su mejor pieza con una sonrisa en la cara que transmite serenidad y armonía; enseguida entra un cliente y le atiende con toda la amabilidad de la que es capaz, le enseña pasteles y bombones, todos preparados por ella. La luz en el local es baja, acorde casi con la noche pero retando a la luna para ver quién de las dos dá más luz, sin conseguirlo ninguna.
Más a la derecha, apoyado en la repisa de una fuente de plazuela, un músico caldea el ambiente con su acordeón, abrigando un poco los corazones solitarios que pasean alrededor. Nadie se para a mirarlo pero todos sienten, aunque no sean conscientes, el cálido abrazo de la música. Y siguen caminando en el frío con una chispa encendida en el corazón, a la que deciden no hacer caso.

Curioso de la noche, el hombre se levanta y sigue avanzando, con las manos en los bolsillos, cabeza baja, gorro en la cabeza y cuellos de la gabardina levantados por el frío. Es noviembre. Y aún quedan sensaciones que vivir.

domingo, 25 de octubre de 2009

Noche de domingo

Háblame otra vez, vuélveme a contar qué va a ser de nosotros, qué nos espera, y en dónde.

Vuelve a sellar mis labios con una caricia, con un beso y deja que imagine el resto, deja que eche a volar de nuevo.

Agito el vaso con hielos que he vaciado de tanto esperar y esperar, mis manos se tornan frías, mis labios enmudecen, mis ojos cansados están de ver si no es a ti a quien observan, las luces se van apagando… una tras otra…

Camarero, sírvame una última copa, ¿no ve que lloro? Dejé aquí la botella

miércoles, 21 de octubre de 2009

Un miércoles cualquiera

Y, por un instante, parecemos salidos de un cuento, de esos que ya nadie tiene tiempo de escuchar.

sábado, 17 de octubre de 2009

Noche


La noche sueña delirios, que el corazón de humo no aguanta

La noche deja su manto blanco para perderse cual mujer alada


Abrázame esta noche y no dejes perderse esas estrellas

Abrázame esta noche y olvida todo lo que anhelas


Mi Romeo, sueñas en antiguos versos y en versos me transmites tu ternura


miércoles, 12 de agosto de 2009

Una lágrima más

La gente se iba yendo lentamente de la cafetería hasta que tan solo quedaron dos personas. Aún quedaban cinco minutos para que se cerrara el recinto, pero nadie parecía querer ver cómo se iban apagando las luces.

-Sabes que no deberías haber venido, tenías que haberte quedado en tu casa –explicaba Peter mientras removía el café que había pedido hacía quince minutos- aquí ya no pintas nada Emily. Las cosas vienen y van como las gaviotas; lo nuestro vino y ahora tiene que marcharse, ya está.
-No, no está, claro que no está. Yo te quiero y no puedo permitirme perderte a la mínima. Tengo que intentarlo hasta que me quede sin fuerzas. No puedo entender tu tranquilidad, tu parsimonia… ¿Acaso te has olvidado todo lo que hemos vivido juntos?
-Sabes tan bien como yo que no he olvidado esos momentos. Echo la vista atrás y tengo todo recuerdos felices contigo.
-Entonces, ¿qué falla Peter? ¿Qué he hecho mal?
-No has hecho nada mal, al contrario, pero Emily… ¿no lo ves? No tiene futuro, nuestra relación está atascada, no vamos ni hacia delante ni hacia atrás, ¿de verdad que no lo ves?
-Peter… yo solo sé que te quiero y que no puedo hacerme a la idea de una vida sin ti. No, intentémoslo otra vez, por favor. Te quiero.

Emily estaba temblando de arriba abajo, sabía que se estaba humillando delante de Peter, pidiéndole, suplicándole que siguiera con ella. Estaba avergonzada de la situación y por eso no podía mirarle a los ojos, pero era su último recurso, la última vez que lo intentaría, y estaba dispuesta a hacer cualquier cosa.
Peter, por su parte, estaba bastante tranquilo, sabía que controlaba la situación, y eso le daba fuerzas para rechazar a Emily. En el fondo sabía que esta vez era la definitiva, pero no pensaba ceder, no otra vez.

-Emily, mira, lo hemos intentado varias veces y nunca ha funcionado, no sé por qué esta vez debería de ser diferente.
-Porque he cambiado, he tenido tiempo para reflexionar y madurar, y sé lo que quiero. Por eso, porque me he dado cuenta de lo mucho que significas para mí, por eso mismo, necesito estar contigo.
-No quiero jugar siempre a eso, ya no somos unos adolescentes encaprichados, hemos crecido los dos, juntos si quieres, pero esto no va a ningún lado. Es mi última palabra. Por favor, márchate a casa.

Su mundo se oscureció de repente, no había luz, ni un atisbo de iluminación. La chica no tenía opción, se había arrastrado a él como una lagartija, pero sin resultado. Tendría que olvidarle, tendría que aprender a vivir sin él. No iba a ser fácil. No sabía si lo conseguiría, si volvería a sonreír. Pero era lo que le tocaba vivir. Así que se levantó, pagó en la barra el refresco que había tomado y se marchó, casi sin ver el suelo de tantas lágrimas que no podía controlar. Cogería el primer vuelo y volvería a casa. Se sentía una estúpida por haber tenido esperanzas hasta ese momento, se sentía estúpida por no haber aguantado hasta que él regresara y haber tenido que ser ella quien iría a buscarle a él. Se sentía tan culpable por todo lo que le estaba pasando que sentía el corazón oprimido con fuerza, con un nudo en la garganta que apenas podía deshacer al escocerle los ojos de tanto llorar. Ella le quería con toda su alma, pero sabía que tendría que empezar a tejer una nueva vida sin él. No tenía idea alguna de por dónde empezar, teniendo en cuenta que no podía ver el suelo que pisaba, de modo que siguió andando, buscando algún pedacito de felicidad.

domingo, 12 de julio de 2009

Tradiciones

Día 12 de julio, en pleno San Fermín.

Y otra vez vuelta a la tradición: los toros.
Quiero que conste que no tengo nada en contra del encierro como tal; quien quiera correr delante de toros, quien quiera sentir la adrenalina por sus venas debido a la emoción, al peligro, adelante, que corra. No tengo nada en contra del encierro, incluso me parece bonito, y ¿por qué no? Emocionante, sobre todo cuando la gente hace todo lo posible para distraer al toro que se ha empeñado en cornear a un chico. Todo esto me parece muy bien, es una tradición que llama a mucha gente.


No hay nada de malo en esto pero, ¿qué hay de aquellos zopencos que no respetan, por no respetar, ni su propia vida? Ajá, me refiero, en un primer lugar (y en el escalón de más abajo) a esos insensibles, creídos y anormales estúpidos que bajan a torear a las vaquillas a eso de las 8:15 después del encierro en la, por todos conocida, plaza de toros. De nuevo no tengo nada en contra de aquellos que se dedican a torearlas y punto, el problema empieza cuando el listillo de turno comienza a darle golpes a la pobre vaquilla, a tirarle del rabo (te tiraba yo a ti del rabo pedazo de idiota a ver si te duele) y a cogerle de los cuernos. Claaaaro, como no hay mucho peligro ya que son vaquillas y no toros y, pues ya está, a hacerte el valiente delante de tus amigos o de tu novia que te está viendo desde la grada. Deja de ser, por una santa vez, un inútil y deja a la desorientada vaquilla en paz, que ella no tiene la culpa de respirar el mismo aire que tu, porque ¿sabes una cosa? Respiran, sí, está viva, al igual que tú. Ella no ha podido elegir su destino y ha acabado allí, en la plaza de toros de Pamplona, rodeada de blanco y rojo. Fíjate en el resto de personas que están contigo, la torean un poco, para aquí y para allá y ya está, pero no la pegan. Aprende un poco anda, que falta de hace.

Por no hablar… de… las corridas de toros. Para esto no tengo palabras, no hay ninguna expresión que valga para describir el horror de este espectáculo. Nunca he ido a ver una corrida de toros y nunca voy a ir, no pienso fomentar esta aberración de la naturaleza humana, el fomento de nuestra parte más cruel y salvaje. ¿Qué necesidad hay de ir matando al toro pooooco a poooocoooo clavándole banderillas y ENCIMA que la gente se burle del toro, que aclame al torero? Podría pillarles el toro a todos los toreros del mundo, que, mientras otros lloren, yo reiré.
Porque quien ríe el último, ríe mejor.

lunes, 22 de junio de 2009

...

Y en la enorme ciudad...
...las personas son pequeñas

martes, 16 de junio de 2009

Adiós, princesa

Debí mirarte más a los ojos cuando tuve la ocasión, debí no perder ni un segundo sin estar a tu lado, debí decirte cada día lo hermosa que eres, lo bien que te queda ese vestido azul que tanto te gusta. Perdóname por todas las veces que no he sabido escucharte, que no he sabido encontrarte, que te he ignorado. Perdóname si te he hecho llorar, perdóname por hacer que esto termine así.
Y te miro… tu pelo suave sobre la almohada, tus párpados cerrados acurrucándote en un hermoso sueño. Eres preciosa princesa, ¿lo sabías? ¿Sabes que he estado loco por ti desde el primer momento en que te conocí? Nada de lo que hemos vivido se me va a olvidar, cada detalle, cada momento junto a ti. Princesa, bella princesa. Duerme ahora.
No he tenido valor de decírtelo, no soporto la idea de alejarme de ti, no imagino un despertar sin tu presencia, sin tu aroma, sin tu sonrisa de caramelo. Prometí no hacerlo, prometí mantenerme junto a ti, pero nada de eso es posible. La carta… la maldita carta que abre una brecha entre nosotros. La carta que me ahoga, que me quita el sabor, que me quita la vida.
Adiós, dulce reina, la guerra me llama.
Y yo debo responder.


Casi sin proponérselo, se inclinó suavemente hasta rozar sus labios, jurándose volverla a ver, y lloró... por última vez.

sábado, 13 de junio de 2009

Globales

Quizás es el tiempo el que me agobia, ya no sé en qué momento me desenganché del reloj, del calendario, de la agenda ajetreada. Casi no sé en qué día vivo, ni en qué mes ni en qué año. Me he bajado del tren.
¿Es ya verano? El calor me adormece incluso son las persianas bajadas. Los apuntes me absorben y la botella de agua se vacía. Ni un respiro, pasas horas mirando embobada una hoja de un libro fotocopiado, intentando entender lo complicada que es la vida, las reacciones biológicas. Compuestos, fórmulas, más compuestos, más fórmulas, ciclos de Krebs, de Calvin, el fosfoenolpiruvato…
Ribulosa difosfato carboxilasa oxidasa, la enzima más importante de la naturaleza. Y resulta que es imperfecta.
Miradas agobiadas, temblores, inseguridad, nervios, desconcierto… perder el rumbo. Las horas están contadas, el reloj parece burlarse de ti y acelera las manecillas a su antojo. Tienes el tiempo en contra (si es en contra de gradiente se precisa energía). No puedo más, ¡socorro!
Los días temidos de exámenes globales de la universidad. La frase más sonada: debería haber empezado a estudiar antes. Tráfico de apuntes, la biblioteca abarrotada.
Mi humor cambia a cada segundo, un segundo que se convierte en minuto por antojo del reloj.
Necesito respirar

domingo, 10 de mayo de 2009

Menguante

Y realmente parece que la luna brillara un poco menos sobre esta ciudad.
Me despierto a mitad de la noche y no te encuentro, no me atrevo a abrir los ojos y comprobar que realmente solo estoy yo bajo estas mantas. Otra vez no, por favor. La almohada se cansa de verte marchar una y otra noche, sin hacer ruido y dejando un vacío en esta cama tan grande que me siento tan pequeña en ella… que tiemblo de miedo.Me duermo contigo, y despierto sin ti.
No te marches esta noche- te digo una y otra vez, acurrucada como estoy abrazada a tu pecho desnudo.-No me dejes despertar sola.-
Con cuidado, abro los ojos para entrever en la penumbra que tu hueco está vacio, que una vez más no despierto contigo, y las ropas esparcidas la noche anterior por la habitación ya no están.
A mitad de la noche salgo a la calle con mi viejo abrigo gris que tantos años me ha oido llorar y paseo bajo una luna menguante, ni triste ni sonriente, que me mira con ojos de madre y me mece entre el viento de la calle. Hace frío, mucho frío pero me da igual, nunca será tan estremecedor como el que siento bajo la ropa. Hace tanto frío que mis orejas, ardiendo la noche anterior, se sonrojan casi vergonzosas. Sí, de nuevo te has marchado, pero por última vez, no quiero ser tan vulnerable por tí, no soporto la idea de perderte, pero necesito no perderme a mí. Tendré tiempo para olvidarte, aprenderé a no llorar por ti, la luna me ayudará y yo me levantaré para no volver a caer.
Que ciudad tan grande, mi escondite, y entre tanta gente loca por la vida a altas horas de la noche tú me miras desde el cielo infinito y me sonríes. No me dejes luna, el mundo es demasiado grande y me pierdo, mi cuerpo se confunde y mi mente no para de darme motivos para alejarme de la realidad.
¿Alcohol, eres mi solución? Espérame, voy a buscarte, llévame lejos.

domingo, 26 de abril de 2009

Esperpento

Ya casi lo he olvidado. Triste, somnolienta tomo de nuevo la botella de ginebra posada sin cuidado en la mesita de noche. El alcohol es mi medicina, mi cura, mi pañuelo de lágrimas. Ya casi no siento tu duro paso a través de mi garganta, ni el calor que me transmites cuando bebo de tu fiel y eterno sabor. Eres mi única amiga, inseparables las dos, ya no se vivir sin ti, me tienes loca, enamorada de tus efectos, de la visión borrosa que reproduces cada noche en mi habitación. Incluso la vida parece tener mas sentido cuando no soy consciente de la realidad. Mi dulce botella. Amargo destino.
Las calles desde mi ventana parecen salidas de un sueño, las farolas se mecen como olas de mar, y algún que otro transeúnte anda con prisa y parece no llegar a ninguna parte, cuello del abrigo erguido y sombrero.
Lo veo todo, lo mismo da abrir los ojos que tenerlos cerrados, la misma visión irreal e insólita atraviesa mi mente como una flecha aguda, y hace daño. Pero ya da igual. Solo es real tu visión, el resto es vida de otros.
La luna permanece quieta, en lo alto, y casi puedo tocarla, solo tengo que alzar la mano, extender los dedos un poco más… un poco más… y puedo tocarla. Luna errante, tan perdida como yo. Te veo… te veo… o no te veo… no importa, eres tan real como mi visión me permita y hoy existes como existo yo. Pareces sumergida en el agua, ¿estas flotando? Debe de ser otra vez una ilusión…
¿Qué veo? Reflejo de luces, son luces de bohemia esparcidas en un charco.
¿Dónde está el esperpento? En el fondo del vaso.

domingo, 15 de febrero de 2009

Inocencia


Espero paciente esa sonrisa. Respiro hondo y sigo esperando que me digas algo, aunque sea que no me quieres. Sigo esperando, y los minutos son eternos, desvaídos, como un sueño del que quieres despertar y no ves la salida. Toc-toc, llaman a la puerta y me concentro en seguir el ritmo de mis pies. Siguen llamando y abro la puerta. Me seco los ojos antes de que aquel desconocido me vea llorar. Soy débil, pequeña. Miro al desconocido casi sin verle, sin curiosidad, sin ningún tipo de interés. Me trae una flor. Le doy las gracias al mensajero y cierro la puerta. Él todavía sigue allí, de pie, tal y como se habia quedado cuando le perdi de vista. Le miro con ojos suplicantes. Leo la nota que viene con la flor, su texto es simple: "solo quiéreme". No se qué pensar, tu mirada fria me hace dudar de lo que acabo de leer. Alguien con la mirada tan fría no habría sido capaz de escribir esta nota. Las piernas me tiemblan y la mente se esfuerza por no perder el sentido, pero no entiendo. "Perdoname", tus palabras retumban en mi cabeza igual que cuando me las imagino, solo un sueño, lejos de la realidad. Pero suenan tan convincentes que me quedo sin aliento. Despacio, temiendo chocarme contra el muro invisible que separaba nuestros cuerpos, acorto la distancia entre los dos. Ojalá pudiera entenderte, ojalá tuviera motivos para creerte. Se que soy una ingenua, pero me hago ilusiones contigo y pierdo el control de mis pensamientos. Eres tú y nadie mas, al menos en este momento puedo imaginarme lo que siempre he soñado, déjame disfrutar de mi inocencia.

domingo, 1 de febrero de 2009

Cristal


Mañana triste y lluviosa, fría y pálida, incómoda como el hielo.
Fuera, la gente pasea con los cochecitos de bebés, caminan bajo un paraguas estropeado, corren, se escuchan pitidos de los coches intranquilos. Todos tienen prisa, nadie sonríe, la gente aprieta los labios y sigue adelante para no sentir el frío y contagian su malhumor al resto de los transeúntes. Nadie tiene tiempo, todos andan deprisa, nadie se detiene a saludar. Nadie sonríe.
Y ella lo ve a través del cristal, viéndose reflejada en él y se compara con ellos. Ella observa sin hablar, mientras espera que se enfríe su café.
Cada mañana se sienta en el mismo lugar, en el rincón más alejado de la barra del bar y rozando el cristal. Sus mañanas son largas e iguales. Monotonía a través del cristal, tristes días. Es interesante ver medio cerrarse los párpados al punto de la mañana, que miran sin ver, siguiendo su trayectoria, igual que cualquier otro día. Árboles sin hojas, y el suelo mojado, resbaladizo.
Ella se siente diferente, sabe que es diferente.
Una gota resbala por el cristal, dividiendo tu reflejo en dos. Trata de tocar la gota, pero no llega, algo los divide, algo transparente que marca la diferencia entre dentro y fuera, entre el frío y el calor, entre ella y el resto del mundo.
Su mundo está dentro del cristal, no entre el frío andar sin sentido de cada persona que se pierde entre la multitud.
Frío, soledad, tristeza y monotonía, así son los días fuera del cristal.

Irreal

-¿Cuánto tiempo llevas aquí?
-Lo suficiente.
-No se lo dirás a nadie.
-No me obligues a gritar.
-Te tomarán por loca.
-Loca me volveré si no lo cuento.
-No lo hagas.
-Nadie me lo va a impedir.
-Sabes que sí.
-Inténtalo entonces.
-No me obligues a usar la fuerza, sabes que lo detesto.
-Revélame tu secreto, ¿quién eres?
-El bien y el mal, luz y oscuridad, el yin y e yang.
-No eres real.
-Soy todo lo real que tú quieras que sea, imagínatelo, soy parte de tí.
-Mientes.
-Soy tus miedos, dudas, alegrías, vivo en el lado de la inconsciencia humana, real y no real, ser y no ser.
-Necesito despertarme de esta loca pesadilla, tres, dos, uno, ya.